Se trata de un edificio de planta irregular, de carácter monumental en estilo racionalista con elementos modernistas, desarrollado en torno a dos patios, uno de ellos abierto, con cuatro fachadas, con remates curvos en las esquinas. La construcción de hormigón armado y ladrillo fue proyectada con planta baja, cuatro pisos y azotea, con esquinas curvas rematadas con torrecillas, que respondía a la imagen de solidez y contundencia propia de una visión del mundo empresarial y del progreso acorde con los inicios de un prometedor siglo XX. Finalmente, el proyecto inicial perdió varias de sus alturas, concluyendo la obra tras la finalización de las dos primeras.

Es un singular ejemplo de tipología de almacén, pues servía también para la realización de transacciones entre el puerto y particulares, teniendo una funcionalidad de almacenamiento y administrativa, siendo el único existente en la ciudad de Valencia.

El edificio tiene identificados más de cien impactos de metralla en sus fachadas exteriores, provocados por los diferentes bombardeos producidos entre la madrugada del 12 al 13 de enero de 1937 y el 22 de marzo de 1939, periodo en el que la ciudad fue sometida a más de quinientos bombardeos durante la Guerra Civil Española (1936 – 1939). El edificio supera, con creces, las marcas de metralla que tienen otros edificios en la ciudad tales como el Ayuntamiento de Valencia, la fachada barroca de la Catedral, la antigua iglesia de San Andrés, hoy San Juan de la Cruz, o diferentes edificios de la calle de la Paz. Por lo tanto, se trata del edificio histórico de Valencia que conserva el mayor número de huellas de impactos y marcas provocadas durante la Guerra Civil.